VISITAMOS LA COMUNIDAD AMISH en el estado de Ohio, conocemos un poco de sus costumbres y degustamos sus productos típicos
En nuestro veloz recorrido hacia el oeste de EEUU decidimos elegir nuestras paradas para visitar aquellos lugares de especial relevancia sin desviarnos demasiado de nuestra ruta. La comunidad Amish de Ohio despertó en nosotros especial interés, así que dirigimos rumbo suroeste para conocer a este pueblo con un estilo de vida tan peculiar.
Los amish son descendientes de suizos y alemanes, y se caracterizan por ser una comunidad religiosa muy unida —en concreto protestante anabaptista— que vive alejada de las grandes ciudades. Por lo que vimos no es cierto que no utilicen electricidad, ya que gestionan fábricas y restaurantes, pero sí van con unas cuantas décadas de retraso en cuestiones tecnológicas. Se visten de forma austera —algunos incluso tienen prohibido el uso de botones— y los hombres se dejan barbas largas cual hipster. También reniegan de cualquier forma de violencia. ¿Serán una mezcla de hipsers y hippies adelantados a su tiempo?
Lo primero que nos llamó la atención fue compartir la carretera con los carros tirados por caballos. Ancianos, familias enteras y hasta niños solos circulan tranquilamente en sus rudimentarias tartanas. Siempre nos lanzaban un cordial saludo cuando pasan a tu lado. Todos sonreían, todo el rato, sin excepción.
Coincidió que llegamos a Ohio un jueves, y ese día por la mañana se celebra el mercado de la subasta de ganado en el pueblo de Kidron. Desde los pueblos cercanos llegan carros cargados de amish para comprar y vender a viva voz vacas, cerdos y forraje. También hay un mercadillo que vende productos artesanos, miel, queso y cereales.
Por la tarde llegamos al tranquilo pueblo de Berlin, más turístico y con numerosos negocios amish orientados a los visitantes. Encontramos dónde pasar la noche detrás de una iglesia, entre granjas de caballos y junto al cementerio local —a pesar de lo tenebroso que pueda sonar no daba nada de miedo.
Por la mañana fuimos a ver la fábrica de queso de Heini’s, donde además de poder degustar y comprar cientos de tipos de quesos diferentes, realizamos un tour en el que un señor muy amable y con barba nos mostró cómo elaboran el queso allí mismo. Después de llenar una cesta con varios quesos, embutido, miel y chocolate, paramos a comer en un pueblito con mucho encanto llamado Charm, en un restaurante familiar que servía alitas de pollo a granel. La verdad no vimos mucha diferencia entre la comida amish y la otra.
Con despensa y barrigas llenas seguimos nuestro camino adentrándonos en el estado de Indiana comentando cómo sería un viaje como el nuestro en un carro tirado por caballos, escuchando el traqueteo de las ruedas de madera y repostando fardos de heno en lugar de gasolina.
Nombre del post: “Nos adentramos en territorio Amish, en Ohio”
Pernoctas: Detrás de una iglesia junto al cementerio (mapa)
Canción del día: Mi Carro – Manolo Escobar
Me ha matado el , “¿Me estás mirando a mish?” Qué gusto leeros, familia! Un abrazo a los cinco!
¡¡Muchas gracias, Raquel!! Un placer saber que nos lees. Besos desde la Baja California Sur.